No_hay_nada_escrito
No_hay_nada_escrito
Cuando se lleva el viento las palabras, el idioma hablado deja de tener validez. Antaño la gente tenía buena memoria
Decía una cosa y no lo olvidaba. Ni hacía como que lo olvidaba. Y daba garantías por aquello de que se le pudiera olvidar.
Un hombre pedía prestados dos guacales de monedas, se arrancaba tres pelos de la barba y los entregaba en prenda.
El hombre moría.
El hijo se presentaba después, con los dos guacales de monedas, a reclamar los pelos de la barba de su padre.
Las palabras pesaban en las conciencias.
-Te doy mi palabra.
-¿Tu palabra de honor?
-¿Acaso tengo otra? ¡Todas mis palabras son de honor!
Pero ha llegado el día cuando la escritura de un notario se ha transformado en cómplice de los engaños, en vez de su papel original de testigo de las verdades.
Ha surgido un idioma especial, un tipo de redacción de documentos llenos de puertas falsas, de salidas disimuladas, de escaleras de escape, de burladeros de buena fe.
La cláusula al dorso escrita en letras pequeñitas, para que el otro no lo lea.
La palabra que puede interpretarse de muchas maneras. El verbo ambiguo.
El tecnicismo hermético.
Vivimos preguntándonos por qué está enfermo el mundo, por qué hay odio, por qué hay violencia.
Y en gran parte es porque nos hemos vuelto terriblemente desleales, terriblemente mentirosos, no sabemos cumplir nuestra palabra.
¡Pero si hasta para garantizar el amor hace falta un notario!
José Manuel Arce.
Minidiccionario
• antaño
• notario
• cómplice
• dorso
• antiguo
• hermético